Con el aumento de las necesidades energéticas de las últimas décadas y su correspondiente impacto medioambiental, se hace cada vez más necesaria la búsqueda de alternativas energéticas que sean respetuosas con el entorno, como los biocombustibles.
Son combustibles que se obtienen a partir de recursos naturales o residuos orgánicos, ya sean de origen animal o vegetal (biomasa), y que tienen como principal ventaja su capacidad para reducir las emisiones contaminantes.
¿Quieres saber cómo se obtienen, qué tipos existen y cuáles son sus características y ventajas? Sigue leyendo.
Cómo se obtienen los biocombustibles
Para obtenerlos es necesario transformar biomasa en combustibles a través de procesos mecánicos, termoquímicos y biológicos.
Este proceso forma parte de la denominada transición energética que marca el rumbo hacia un nuevo modelo energético que pretende dejar atrás la energía procedente de combustibles fósiles -como el carbón o el petróleo-, por energía limpia y sostenible -como los biocombustibles, que provienen de fuentes orgánicas-.
Tipos de biocombustibles
Los biocombustibles pueden ser sólidos, líquidos o gaseosos. Los dos más extendidos en la actualidad son el bioetanol y el biodiesel, también llamados biocombustibles de primera generación. Se utilizan sobre todo para motores de coche y camiones, y cumplen los criterios de sostenibilidad y reducción de huella de carbono pautados por la Directiva Europea de Energías Renovables.
- El etanol es un alcohol que generalmente se produce utilizando como materia prima la caña de azúcar los cereales y betabel (remolacha de azúcar). Este combustible representa cerca del 90% de la producción total de biocombustibles.
- Biodiesel. Este combustible que puede utilizarse en lugar del diésel convencional, se produce a partir de aceites vegetales o animales, se obtiene sobre todo de la palma aceitera y la soja. Supone casi el 10% de la producción total de biocombustibles.
Pero a pesar de ser los más usados, no son los únicos. Aunque producidos y usados en menor medida, también contamos con los biocombustibles de segunda generación o avanzados.
- Biogás. Este tipo de combustible es gaseoso y se obtiene a partir de residuos biodegradables que pueden ser purificados hasta parecerse al gas natural.
- Biopropano. Se trata de un tipo de biogás que se obtiene a partir de deshechos orgánicos y aceites vegetales y que presenta las mismas características que el gas propano, pero siendo un 80% más sostenible.
- Biometano. Otro tipo de biogás que, en su caso, se caracteriza porque logra alcanzar una proporción de metano que ronda el 95 %, un grado de pureza que permite su incorporación a la red gasista, mezclado con el gas natural convencional.
Existen también biocombustibles de tercera generación que se extraen de algas y plantas acuáticas. Entre ellos destaca uno:
- Biohidrógeno. Este biocombustible aún no se ha comercializado, pero existen estudios e investigaciones que prueban su factibilidad para su uso en el futuro próximo.
Un paso más allá: El Biojet
El Biojet es un biocombustible sostenible que, mezclado con el queroseno convencional, puede reducir de forma significativa las emisiones netas de un avión. Aún no se está usando, pero se hará pronto, pues la industria de la aviación se ha marcado como objetivo en su ‘iniciativa Destination 2050’ conseguir que todos los vuelos interiores y con salida de la Unión Europea, el Reino Unido y la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC) tengan cero emisiones netas de CO2 en 2050.
Puede ser tanto de primera como de segunda generación; en el primer caso, se obtiene a partir de aceites vegetales y la reducción de emisión de CO2 es superior al 60 %; en el segundo caso, se obtiene a partir de residuos de la industria agroalimentaria, residuos agrícolas o forestales y su reducción de emisiones de CO2 puede superar el 85 %.
Ventajas de los biocombustibles
La ventaja más evidente del uso de biocombustibles es su capacidad para reducir las emisiones contaminantes al medio ambiente hasta un 90 % con respecto a los combustibles convencionales. Pero hay más:
- Los biocombustibles pueden usarse en los vehículos con motor de combustión ya existentes. Además de que se pueden aprovechar las actuales infraestructuras de distribución y repostaje.
- También para su producción y distribución se pueden utilizar instalaciones industriales ya existentes.
- La creación de nuevos puestos de trabajo en España, que en los últimos años está apostando por el sector.
- Son relativamente fáciles de transportar, ya que son estables y tienen una densidad energética relativamente alta.
- No todos los países tienen reservas de petróleo o el mismo acceso a él que el resto. En este sentido, los biocombustibles suponen una fuente energética existente en cualquier país del mundo, por lo que podría tener un efecto positivo en el desarrollo de su economía.
El futuro de los biocombustibles
Ahora que ya conoces mejor qué son los biocombustibles, seguramente te hayas dado cuenta de que la gasolina y el diésel son, en realidad, biocombustibles muy antiguos. Y es que ambos provienen de plantas y animales descompuestos químicamente y enterrados bajo tierra hace millones de años. De hecho, el paso del tiempo es el que diferencia a los combustibles fósiles de los biocombustibles, ya que estos últimos se producen a partir de materias primas vegetales o animales que son obtenidas en la actualidad.
Y es precisamente el paso del tiempo el factor que más condiciona el uso de los biocombustibles. Los recursos energéticos de origen fósil escasean y contaminan, mientras que la población mundial continúa creciendo de forma exponencial. La transición hacia las energías renovables, como los biocombustibles, es un proceso que ya ha comenzado.