Con Europa al completo esforzándose por cumplir con su objetivo de neutralidad de carbono para 2050, todas las alternativas a los combustibles fósiles actuales han de ser tenidas en cuenta, también los combustibles sintéticos.
Aunque en la actualidad la mayor apuesta por un futuro limpio va de la mano de las energías renovables y el hidrógeno verde, los combustibles o carburantes sintéticos se presentan como una alternativa igualmente neutra, ya que permiten seguir quemando gasolina y gasóleo sin emitir dióxido de carbono a la atmósfera y, por tanto, sin contribuir al efecto invernadero.
¿Qué es el combustible sintético?
El combustible sintético, también conocido como e-fuel, es un tipo de carburante líquido que en vez de provenir de una fuente de energía fósil, lo hace de un laboratorio o, mejor dicho, de una planta destinada a la producción de este tipo de combustibles. Es decir, es producto de un proceso químico.
A pesar de utilizar la materia prima de combustibles fósiles y también la infraestructura existente para ellos (tanto a nivel de distribución como de locomoción), su principal diferencia reside en que no contamina.
¿Cómo se fabrican los combustibles sintéticos?
Para producir gasolina o gasóleo sintético, también llamados e-fuel, no es necesario recurrir al petróleo (como sí que hace la gasolina convencional). Se utiliza electricidad procedente de fuentes renovables que, mediante un proceso de electrólisis, separa las partículas de oxígeno e hidrógeno del agua, lo que da lugar al hidrógeno renovable. A continuación, se captura el dióxido de la atmósfera o de una instalación industrial hasta que, finalmente, en una planta especializada, se usa el hidrógeno y el dióxido con el fin de fabricar este tipo de carburantes con cero emisiones.
¿Qué tipos de combustibles sintéticos hay?
Partiendo de la base de que este tipo de combustibles solo se pueden realizar a partir de la energía de fuentes renovables como el sol o el viento, los que existen en la actualidad son:
- La gasolina sintética. Para fabricarlo es necesario utilizar electricidad procedente de fuentes renovables. Actualmente se encuentra en fase de desarrollo. Al no haber salido al mercado, no tiene un precio fijado en la actualidad.
- El diésel y el gasóleo sintético. Se fabrica con biomasa y, a través de diferentes procesos termoquímicos y biológicos, se une con el hidrógeno para convertirlo en un combustible sintético compatible con los motores que funcionan con diésel convencional.
- Queroseno sintético. Producido también a través de energías renovables, y teniendo en cuenta la contaminación que producen actualmente los aviones, esta alternativa de emisión neutra que no requiere un cambio en los motores de combustión existentes, se antoja como una de las principales vías a explorar. De hecho, en Alemania ya se ha abierto una planta comercial de queroseno sintético que persigue esta meta.
¿Cuáles son las ventajas de los combustibles sintéticos?
Con respecto a la capacidad energética, este tipo de combustibles supera a las baterías utilizadas para coches eléctricos. Es decir, no merma la autonomía de los automóviles, aviones, barcos y trenes.
En cuanto al transporte, tiene la ventaja de poder ser trasladado de forma segura y menos compleja que el hidrógeno en largas distancias. Además, puede almacenarse durante un período de tiempo prolongado, como la gasolina actual.
Otra ventaja importante a tener en cuenta es que toda la cadena de distribución y almacenaje de carburantes que ya existe podría utilizarse tal cual para los carburantes sintéticos. Y por supuesto, lo mismo ocurre con los coches con motor de combustión interna. Esto permitiría que la transición hacia la neutralidad en la emisión de CO2 sea menos disruptiva, sobre todo en el transporte de mercancías por carretera y mar, así como en el transporte aéreo en general.
Tienen además una importante ventaja con respecto a los biocombustibles, sobre todo en lo referido a la no emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera: los carburantes sintéticos no compiten con la cadena alimentaria, no fomentan la deforestación y pueden producirse industrialmente en grandes cantidades.
¿Cuáles son sus inconvenientes?
Su principal inconveniente está en el coste. Los combustibles sintéticos son muy caros de producir y se estima además que el precio del combustible resultante será mucho más caro que lo que se paga actualmente por el diésel o la gasolina.
Además, para que se pueda considerar neutro, tiene que proceder sí o sí de hidrógeno verde, es decir, de fuentes de energía renovables como la hidroeléctrica, la energía solar, la eólica o incluso la energía nuclear. Y no en todos los países están desarrolladas este tipo de energías renovables.
En esta misma línea, hay que tener en cuenta la no independencia energética. Es decir, el camino hacia las fuentes de energía renovables nos independiza poco a poco de los países productores de petróleo, pero nos acerca irremediablemente a aquellos que sean productores de energías renovables. Un punto a tener en cuenta, dado que los países del sur de Europa, entre ellos España, tienen las condiciones ideales para captar energías renovables y, por tanto, fabricar este tipo de carburantes.
¿Cuál es el futuro de los combustibles sintéticos?
Actualmente no hay un consenso definitivo sobre cuál de las opciones hacia una vía de cero emisiones será la elegida, o al menos, la más utilizada, pero sí que sabemos que existe una meta: la de convertir a Europa en el primer continente climáticamente neutro para el año 2050. Por eso, todas las vías que exploran soluciones en ese sentido, son bienvenidas en la actualidad.
Los carburantes sintéticos, la electrificación del transporte, los biocombustibles o el hidrógeno verde procedente de las energías renovables, todas las opciones son válidas. Lo que no sabemos en la actualidad es cuál de ellas será la que se imponga sobre el resto o, si por el contrario, todas ellas se utilizarán adecuándose a las necesidades de cada situación, medio o vehículo.